sábado, 30 de julio de 2011

Honduras: Barras bravas alcanzan acuerdo de paz

Tiempo atrás habiamos publicado un articulo en el que la Ultra Fiel, barra representativa del Club Olimpia de la capital Hondureña, presentaba una proyección que a largo plazo permitiría la llegada de ambientes amenos en el contexto barristico del país. El siguiente articulo confirma lo que se venía gestando y sacará al debate de si estas medidas funcionan más que las represivas implantadas en otros paises del continente latinoamericano (tomadas de los codigos antiviolencia de los estadios europeos). De igual forma hay que estar siempre atentos a estos pactos, sobretodo cuando se realizan en conjunto con entidades estatales y de seguridad pública. Esperamos que en el pueblo hondureño se pueda llegar a una verdadera "pacificación" y que se adelanten métodos y mecanismos que compromentan a estas barras en las luchas sociales, ya que como masas, tienen toda la capacidad de plantear acciones directas.


Melvin Servellón (izq.), líder de la barra brava Ultrafiel, que apoya al Club Deportivo Olimpia, se da la mano con Iván Flores, líder de Los Revolucionarios del Club Motagua. Las dos barras bravas llegaron a un acuerdo de paz para terminar con la violencia entre estos grupos de hinchas en Honduras. (Gianni Rosas para Infosurhoy.com)

Por Gianni Rosas para Infosurhoy.com – 26/07/2011
TEGUCIGALPA, Honduras – Tras un proceso de negociación de dos años, las barras bravas más violentas del fútbol hondureño firmaron un acuerdo de paz y no agresión para terminar con las agresiones que han ocurrido en los estadios y alrededores de la nación durante décadas.

El acuerdo fue firmado por dos barras bravas enemigas: la “Ultrafiel”, que apoya al Club Deportivo Olimpia, y “Los revolucionarios”, que siguen al Club Motagua. Pero luego de años de hostilidades, ambos bandos se han unido para impedir que la violencia y el crimen se sigan apoderando de una de las pasiones del pueblo hondureño.

El acuerdo fue logrado gracias al apoyo de numerosas organizaciones e instituciones, como el Programa Nacional de Prevención, Rehabilitación e Reinserción Social (PNPRRS), la Policía Nacional (PN), el Instituto Nacional de la Juventud (INJ), algunas ONGs y los medios de comunicación.

“Se ha llegado a un compromiso de honor por la paz y la armonía”, establece el acuerdo, firmado en el mes de mayo. “Nosotros, los miembros de la Barra Brava Ultra Fiel y la Revo [Revolucionarios], convenimos firmar un acuerdo por la paz para garantizar que [el espectáculo] se viva en armonía. Nos comprometemos a cumplir y alentar a nuestro club como animadores [pacíficos]”.

La barra brava Ultrafiel apoya al Club Deportivo Olimpia, el equipo más popular y exitoso del país. (Gianni Rosas para Infosurhoy.com)

En la capital, Tegucigalpa, se estima que hay al menos 10 mil integrantes de barras bravas, cuyas edades fluctúan entre los 12 y 25 años, de los cuales el 65% pertenecen a la “Ultrafiel” del Club Olimpia Deportivo, el club más popular del país y el que cuenta con más títulos en sus vitrinas. El Club Deportivo Motagua, apoyado por “Los Revos”, es el segundo más grande del país y acérrimo rival del Olimpia.

De los cerca de 100 mil integrantes de barras bravas en Honduras, unos 25 mil son jóvenes, según cifras de la Policía Nacional Preventiva.

“Acá siempre [se] nos ha satanizado como lo peor de la sociedad, pero nunca destacan las labores que hacemos”, indicó Melvin Servellón, representante de la Ultrafiel, una de las barras que ha creado en los últimos dos años programas de capacitación y realizado trabajo social para sus integrantes. “[La sociedad] solamente nos señala como lo peor del sistema”.

Servellón agregó: “hacemos trabajo comunitarios, como limpiar solares, reparar canchas deportivas en los barrios más pobres de la ciudad, ayudamos en los asilos de ancianos. También hacemos torneos de fútbol para alejar a los más chicos de las drogas y el crimen”.

Iván Flores, representante de Los Revolucionarios, dijo que su barra brava muchas veces es percibida con una luz negativa, ya que el trabajo comunitario que realiza el grupo, el cual incluye pintar escuelas y celebrar cumpleaños de niños con cáncer que se atienden en el Hospital Escuela de Tegucigalpa, pasa desapercibido.

Gustavo Sánchez, doctor en sociología, dijo que “en Honduras, [los conflictos entre barras bravas se daban] por ‘amor al equipo’, [pero] la lucha se trasladó del estadio a los barrios más pobres de la ciudad, quizá movido por algunas grupos antisociales”. (Gianni Rosas para Infosurhoy.com)

“A veces se trabajamos y nadie lo reconoce", señaló. “Es cierto que las barras son un entorno violento, pero los medios sólo se enfocan en los aspectos negativos”.

Las autoridades se dieron cuenta que tenían que detener la violencia en los partidos de fútbol hace aproximadamente tres años, cuando se reportaban siete muertos semanales por conflictos entre barras bravas.

“En Honduras, [los conflictos entre barras se daban] por ‘amor al equipo’, [y] la lucha se trasladó del estadio a los barrios más carenciados de la ciudad, quizá movido por algunos grupos antisociales”, señaló Gustavo Sánchez Velásquez, Doctor en Sociología y miembro del Ministerio de Seguridad del gobierno hondureño.

Sánchez añadió que muchos delincuentes encuentran en estos grupos el lugar ideal para cometer delitos.

“Las barras son el nicho perfecto no sólo para los pandilleros, sino para cualquier grupo delictivo, puesto que el 30% de los integrantes son menores de edad y un 65% menores de 25 años”, indicó Sánchez, quien ha estudiado a estos grupos durante 15 años. “Quiero dejar claro que no todos los barras son pandilleros. Calculo que un 10% de la gente que anda en barras se dedica a delinquir, [como] delitos comunes, pero se han atrapado algunos que están en el crimen organizado y también algunos infiltrados de las maras en las barras”.

El gobierno hondureño plantea que la mejor forma de detener la violencia de las barras bravas es ayudando a sus integrantes, en lugar de arrestarlos.

“Hemos brindado talleres, capacitaciones y campañas de concientización a estos jóvenes, y hemos logrado respuestas positivas”, señaló Nolvia Cruz de Alvarenga, directora ejecutiva del PNPRRS. “Este es un paso muy bueno para ellos”.

“Los Revolucionarios” apoyan al Club Motagua, el segundo equipo más popular de Honduras y acérrimo enemigo del Club Deportivo Olimpia. (Gianni Rosas para Infosurhoy.com)

El ministro de Seguridad Oscar Álvarez añadió: “Nos alegra que estos muchachos hayan optado por esta medida, aunque sabemos y tenemos identificados a los revoltosos y delincuentes que se han infiltrado en estos grupos”.

Marco Midence, ministro titular del INJ, coincide con Álvarez.

“Me tiene muy contento. Nuestro interés es que este acuerdo de paz quede plasmado en la historia del deporte nacional”, expresó. “Basta de imagen negativa. [Sin embargo] esto no debe terminar aquí, no debemos detenernos en el proceso y hay que seguir redoblando esfuerzos en el trabajo hasta ahora realizado”.

Servellón reconoce la presencia de delincuentes en las filas de la Ultrafiel.

“No podemos controlarlos a todos, no es fácil manejar a 7 mil personas”, dijo, añadiendo que si el club identifica a algún criminal, lo expulsa.

Servellón agregó que “la Ultrafiel no se formó en Las Lomas del Guijarro [la zona más exclusiva de Tegucigalpa]. La barra está presente en todos los barrios carenciados de Honduras, donde la violencia campa cada día. Es lógico que se vayan a presentar actos delictivos, pero trabajamos para evitarlos”.

Juan Robles, otro de los líderes de Los Revolucionarios, dice que su grupo procede de la misma manera.

“No somos mareros ni delincuentes por apoyar a un equipo, aunque sabemos que hay gente que se infiltra”, expresó. “Si lo identificamos, lo expulsamos”.

El diputado Antonio Rivera Callejas, presidente de la Liga Nacional Profesional en la década de los 90, dijo que los hinchas criminales deben ser castigados.

“Hemos de castigar [los actos delictivos de las barras bravas] mediante la Ley de Convivencia Social y hacer más severas las sanciones del Código Penal sobre la asociación ilícita”, indicó. “Necesitamos más acciones de prevención que de represión”.

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