sábado, 31 de agosto de 2013

jueves, 29 de agosto de 2013

Rexixtenxia Norte y el apoyo al campesinado





Fortaleza Leoparda Sur apoya el Paro Agrario

La hinchada popular del club Atlético Bucaramanga también se expresa en solidaridad con las luchas campesinas en el territorio colombiano.

martes, 27 de agosto de 2013

Los Del Sur y el apoyo a las justas luchas del campesinado colombiano.

En el partido que el Atlético Nacional de Medellín jugó hoy por la Copa Sudamericana ante el Guaraní paraguayo, Los Del Sur, hinchada popular de este equipo colombiano, exhibieron en su tribuna un trapo en el que se leía "POR LA DIGNIDAD DEL CAMPESINO VIVA EL PARO AGRARIO".

Antifa Medallo: La Resistencia Campesina.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Guerrilla y fútbol: El barrismo y los caminos para la paz en Colombia

Más de 40 años de conflicto armado en Colombia podrían terminar, y al fútbol habrá que darle su parte de agradecimiento.
La semana pasada, representantes de  las hinchadas más poderosas de Bogotá, Santa Fe y Millonarios, se reunieron en el Foro “Juventudes, Fútbol y Sociedad”, para encontrar caminos que desde sus propias realidades colaboren con la paz colombiana.
La guerrilla comunista de las FARC-EP y el Gobierno de Juan Manuel Santos se han sentado en torno a una mesa provista en La Habana, Cuba, a discutir las vías que conducirían a Colombia a terminar con un conflicto armado de más de 40 años, el más duradero del Continente.
Los diálogos tienen prácticamente involucrada a toda la sociedad colombiana. Organizaciones de todos los sectores se han reunido en Foros a discutir las profundas causas de desigualdad que han exacerbado la violencia. Ambos bandos, tanto la dirección de las FARC como el Ejército, han reconocido implícitamente que  las balas no resolverán mucho de lo que hoy Colombia tiene en juego con la pobreza, los campesinos sin tierra, el paramilitarismo, el narcotráfico, la infiltración de las agencias estadounidenses y la crisis de su sistema económico.
“Los diálogos en La Habana son reconocimiento expreso de la imposibilidad, hasta ahora, del triunfo militar (…). Por eso acordamos sentarnos a en igualdad de condiciones a buscar soluciones incruentas al conflicto”, comentó a este periodista, el Comandante Marco León Calarcá, delegado de paz de las FARC, en una entrevista realizada en junio.
Ahora toca el turno al fútbol encontrar su propio camino de paz.
No combaten con balas en los montañas, pero los pleitos entre la Guardia albiroja y los Comandos azules han desatado sus propios muertos. A principios de año, una pelea entre santafereños y millonarios dejó un  adolescente de 17 años asesinado a punta de navaja.  El criminal fue condenado en julio pasado a pagar con 16 años de cárcel.
Pero no sólo en Bogotá. La violencia entre barristas incumbe a América de Cali, Atlético Bucaramanga, Independiente de Medellín, Atlético Nacional y Deportivo Cali, que junto a Santa Fe y Millonarios, tienen las barras más bravas de Colombia.  En junio de 2012 ocurrió la condena más alta provocada por la violencia entre hinchadas. Treinta y tres años al sujeto que asesino a un hincha del Deportivo Cali.
No en balde se creó la Fundación Madres por el Fútbol, que pretende promover la tolerancia entre hinchadas, luego que la violencia arrebatara la vida a varios de sus hijos. Sus integrantes se reunieron en Bogotá este 2013 en un taller sobre alternativas que alejen a las juventudes del pandillerismo, sin que ello implique dejar el barrismo.
Y es que la violencia de las barras no es casual, ni viene de origen. Por décadas, ya en Colombia como en cualquier parte del mundo donde el fútbol es un catalizador social, han existido grupos dedicados a alienar la pasión para que las hinchadas no encuentren en la grada, un pretexto para organizarse políticamente.  El Estado y los empresarios que se han apoderado del deporte profesional, tiemblan ante la posibilidad de que esos canticos que llaman a decenas de miles, se vuelvan causas sociales contra el deterioro del sistema económico. Por eso alguien, en algún punto escondido del graderío, siempre está dispuesto a fomentar el odio entre colores; la fascistización del fútbol, con la represión policiaca como aparato.
Frente a ello, el foro “Juventudes, Fútbol y Sociedad”, marcó una diferencia. En unos días, dos de las barras más gloriosas de Colombia demostraron que  la grada no sólo es alcohol y fuego. Las mismas FARC-EP reconocieron el esfuerzo  y lo saludaron en un video difundido desde La Habana a cargo de los guerrilleros Sergio Ibañez y Emiro Jiménez, vestidos respectivamente con las camisetas de Sante Fé y Millonarios. Afirmaron que las barras “son expresiones del pueblo, y como tales, deben estar del  lado del pueblo”:
“A través del aguante y del amor a los colores del club se canalizan las profundas desigualdades que aquejan a los barrios de nuestros país. Sabemos que hay grandes enemigos en el camino del barrismo: el fútbol-negocio que quiere hacer de nuestra pasión una mercancía, el Estado policivo que reprime las expresiones del pueblo, los empresarios del crimen que pretenden convertir las barras en mafias desvinculadas de sus orígenes populares”.
Así las barras colombianas le harán un favor no sólo a su país, sino a toda Latinoamérica. Incluso al mundo. Derrumbar las mallas que estigmatizan a los hinchas. Púas y alambre como símbolo de criminalización, arma de provocación de un Estado que tiene miedo al poder de organización de la juventud. Masas enérgicas unidas por el fútbol, con  posibilidades políticas infinitas. Los barristas de Colombia están a punto de transformar su  país, mientras en otros países, los capitalistas del juego discuten como eliminar a las hinchadas por considerar que amenazan su imagen; es decir,  su ganancia.

Conversatorio Hablemos de Fútbol

Por: Fútbol Subverso
Este jueves 22 de Agosto en la Biblioteca del Deporte y la Recreación en Cali, se llevará a cabo el Conversatorio: Hablemos de Fútbol, donde nuestro compañero de Colectivo, Lic. Jamer Calvo, estará presente con el tema "Fútbol: una mirada desde las Ciencias Sociales".

Hinchas Antifascistas del Cruz Azul de México

martes, 13 de agosto de 2013

La guerrilla de las FARC apoyan a las barras bravas

En un país cómo el nuestro, que se jacta de ser democrático, es todo un acto de terrorismo publicar algo de la guerrilla y más aun visitar las paginas web de los grupos al margen de la ley, sin embargo eso nos importa un carajo, y hoy publicamos un extraño saludo que realizaron hace pocos días integrantes del grupo Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). ¿Qué hacen las Farc saludando a los jóvenes barristas colombianos? ¿por qué? ¿para qué? No lo sabemos, sin embargo lo que dicen tiene mucho sentido, más alla de que sean integrantes de este grupo guerrillero, el mensaje es claro "Ser jóven y organizarse es hoy un delito en Colombia. Es por esto que la resistencia cultural de los barristas cobra mayor vigencia hoy en día." 

En el video aparecen dos personas con camisetas de los dos equipos bogotanos, en el critican el fútbol negocio del que siempre hemos estado en contra (esto no se lo inventaron ellos), están en contra del estado represivo (policía, militares) que utilizan su excesiva fuerza viéndonos como objetivos y no como jóvenes organizados e igualmente hacen un llamado a luchar contra la estigmatización del sentimiento futbolero y de las organizaciones juveniles en general.

No sé ustedes pero para mi tiene sentido el mensaje enviado, mucho más objetivo y aterrizado a las babosadas que dicen los representantes de la policía cuando hablan del tema de barras bravas, no queremos que nuestra pasión sea un negocio de Azul y Blanco S.A. y sus empresas inversionistas, también nos oponemos a la represión por parte de la policía que cada partido nos trata como delincuentes por querer ir a alentar a nuestro club y claramente creemos que ser hinchas futboleros no es un motivo para discriminarnos y violar nuestros derechos como ciudadanos y seres humanos.




El espíritu del 99


Para 1999 el Valle del Cauca sufrió la llegada del Bloque Calima de las AUC a la región. Con la connivencia de la burguesía azucarera y de la III División del ejército, centenares de paramilitares proveniente de Urabá y Córdoba empezaron a operar en las veredas y barrios del departamento. Aún se recuerdan en Tuluá y Buga los horrores de las masacres de Monteloro, Barragán, Santa Lucía, La Alaska y La Habana. En Cali, Palmira, Candelaria y Pradera sigue conservándose el rumor de los horrores de la “limpieza social” de los paracos en parques públicos, esquinas de barrio y asentamientos urbanos.
En esos mismos años, Cali vivía la agitación de una marejada de expresiones juveniles contestatarias y rebeldes. Eran los tiempos de la gran huelga de los trabajadores de Emcali, de la rebelión de los barrios de ladera, del tropel de los estudiantes de Univalle y el Sena. Surgían nuevos puntos de encuentro y socialización, o renacían viejos sitios provenientes de la era caicediana. Y, cómo no, se daba la Guerra de Colores.

En todos los barrios de la ciudad la juventud asumía las banderas de guerra que le correspondía, heredadas de su equipo de pertenencia. Los verdes, admiradores de los hooligans ingleses y de los tifosi italianos, metaleros en su mayoría, aunque también raperos y skinheads, se hicieron llamar Frente Radical. Los rojos, difusores de la escuela que venía del sur del continente, salseros de barrio, punketos de esquina, tropeleros de Univalle, asumieron paradójicamente el nombre de la banda insignia del heavy metal español: Barón Rojo. La Guerra de Colores era (¿es?) una guerra de control territorial, subordinación al mando inmediato y fidelidad a la tribu a la que se pertenece. Muertos y heridos en cien mil batallas, testimonios de un espíritu de época del que fueron testigos de primera línea los muros y paredes de la urbe que fueron pintados y repintados por las marcas de identidad de una guerrita breve en un país de largos combates.

Y, de un momento a otro, el Bloque Calima anunció públicamente (cómo no, si los medios regionales se les arrodillaron servilmente) que declaraba objetivo militar a los dos bandos de la Guerra de Colores: FRV y BRS quedaban proscritos en la calle y la esquina. El orden no podía seguir siendo violado por esa masa de gamberros imberbes.

Y entonces la Guerra de Colores dio a luz a un fenómeno nuevo. De repente, los hechos nos llevaron a aceptar que aquel vecino con una camiseta de “Ultras 92” podía estar en el mismo plano de la opresión que nosotros mismos. Los hechos nos llevaron a comprender que, a pesar del distinto color de nuestras casacas, había un enemigo común y superior que nos declaró la guerra.

Se vino entonces la época del bloque barrista conjunto en las marchas del 1 de Mayo, los talleres colectivos sobre derechos humanos, el acompañamiento a las luchas sociales que inundaban la ciudad, la unidad de acción antifascista, la búsqueda de un barrismo propio, la reflexión sobre nuestra propia cultura futbolera.

Pasaron los años, los campeonatos, las luchas se multiplicaron, las responsabilidades fueron llegando. Los caminos de muchos de nosotros divergieron. Hoy algunos son burócratas de la Unidad Nacional santista -fracción angelinista-, otros, encopetados dirigentes deportivos. A muchos, la heroína los barrió del escenario, pero los recordamos con una sonrisa en la cara, colgados del para-avalanchas, felices por vivir rápido y no dejar obra. Otros tantos, se vieron en el ojo de ese huracán del gamberrismo local, viviendo una guerra cada vez más cruenta, más degradada. Pero muy hondamente sabemos que hay un buen puñado de hijos del Espíritu del 99, tanto rojos como verdes, que seguimos caminando la senda de la unidad y la lucha. Algunos, trillando los caminos de la lucha guerrillera. Otros, líderes de organizaciones sociales y políticas. Aquellos, en las tareas conspirativas de la guerrilla urbana. Pero todos con la convicción de que en nuestro caso, el fútbol fue la más deliciosa y formadora excusa para hacernos revolucionarios. Como dijera Txomin Iturbe, combatiente etarra y fanático futbolero: “¡Aurrera bolie!”, que en buen colombiano quiere decir: “¡Pa'lante con el balón, que el pica'o está bueno!”

jueves, 8 de agosto de 2013

Orgullo Punk & Skin - Pumas de la UNAM

Orgullo Punk & Skin es un grupo de hinchas de los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México. La particularidad de estos, es que expresan a través de la pasión por el fútbol, ideas que giran en torno al marco ideológico Antifascista, organizados en un colectivo que trasciende la simple concepción de una hinchada de fútbol, abarcando asuntos relacionados con la crítica a la sociedad capitalista, cohercitiva y competitiva de hoy, a la vez que ligan estos componentes con el rechazo al llamado fútbol moderno. 
Dejamos algunas fotos y su sitio oficial Orgullo Punk & Skin

lunes, 5 de agosto de 2013

El apoyo a Petro desde las tribunas del Campín

Al alcalde de Bogotá Gustavo Petro le falta mucho para representar los verdaderos intereses de la población bogotana, en especial a aquella que durante años ha estado en la base de la pirámide social construida bajo el paradigma del contexto capitalista. Sin embargo, situándonos en un espectro político, es posible visualizar que muchas de sus funciones durante estos años de gobierno chocan directamente con la élite de la capital, por lo que hace algunos meses esta administración ha tenido que lidiar con una propuesta que pretende revocar su mandato, la cual se ha orquestado desde las grandes empresas de capital privado que han perdido su rol hegemónico en la vida social de los capitalinos. De igual manera, la iniciativa se ha legitimado desde la derecha colombiana, quienes ven en Petro una amenaza a la continuidad de sus políticas enfocadas a mantener el siniestro modelo neoliberal.
Desde este espacio no se avala el actual gobierno distrital, por considerar que este no es fiel a los procesos revolucionarios que se deben instaurar para llevar a cabo una verdadera transformación social de la realidad. Pero por otro lado, no se puede obviar el apoyo popular que se ha gestado en las barras de los dos principales equipos de Bogotá para frenar estas propuestas de quienes siempre han estado en el poder, ofertando a la población hambre, miseria y marginación.