jueves, 13 de septiembre de 2012

39 años después: Un análisis sobre el fútbol como temática de estudio en las Ciencias Sociales

El golpe de estado y posterior Dictadura que afectó a Chile durante 17 años marcó profundamente a nuestra pasión, el fútbol.

Pocas investigaciones abordan directamente lo sucedido durante esa época con el balompie, pero son muchos quienes comentan sobre supuestos sucedidos en el periodo sin más fundamento que el comentario.

Textos como Goles y Autogoles de Daniel Matamala, “Crónica de un encuentro: Fútbol y Cultura Popular” del gran Eduardo Santa Cruz o A Discreción de Carlos González L. y Braian Quezada, nos han acercado de mejor manera a lo sucedido en el periodo y como, durante la Dictadura, el fútbol fue considerado más que los 22 imbéciles corriendo tras una esfera.

Siempre es bueno observar desde diversos focos la realidad de un periodo, y particularmente uno como este.

El desarrollo de la identidad nacional en Chile fue tarea de los historiadores, así como en México de los antropólogos. Pero en el caso del fútbol, el desarrollo de su historia en el país, como temática de estudio, ha sido abordado principalmente por el periodismo (Con Edgardo Marín como estandarte), síntoma inequívoco de la valoración académica que posee este deporte.

La realidad nos indica que, si bien el periodo ha sido abordado ampliamente desde las disciplinas sociales en diversos ámbitos, el del fútbol destaca por su casi nulo desarrollo. Desde las escuelas de pensamiento y los círculos académicos, el balompie siempre ha sido observado con recelo, desechado e invalidado sistemáticamente -Al parecer muchos de estos intelectuales fueron “lerdos” con los pies cuando pequeños y sufrieron de la burla constante de sus amigos, situación que les infundó un odio enconado con la pelota-,

Discutir la validez del fútbol como elemento de análisis sociológico, Histórico, pedagógico, económico, cultural y hasta político parece a esta altura del partido, una pérdida de tiempo.

Elemento fundante de la identidad sudamericana durante el siglo XX, cultural y socialmente transversal. El fútbol ha sido piedra en el zapato, herramienta efectiva para el control de masas, catapulta de campañas políticas, instrumento de imagen para regímenes autoritarios y hasta política de estado. Pero también el fútbol  ha servido a la gente para demostrar su alegría, descontento y diversos sentimientos. Como ‘Hecho social total’ el fútbol es abordado analíticamente, identificando cada uno de sus componentes (Espectáculo, Actividad física, social, económica, etc.) y se caracteriza por brindar, en cada una de sus aristas, realidades eminentemente empíricas.

La trivialización del fútbol desde el mundo académico ha creado un prejuicio difícil de sobrellevar para quienes deciden abordarlo desde la academia. Siempre está el “que dirán” y el desprecio desde la intelectualidad para con el fútbol como temática valida de investigación. Este complejo ya inserto en el ADN del espacio académico, se contrapone al cómo se valoran temáticas que a la luz de la realidad social, son mucho menos reales y trasnversales, principalmente las expresiones que son catalogadas dentro de la alta cultura, como el teatro, la música docta y la pintura por ejemplo (No la pintura popular ni el arte callejero, los cuales tampoco constituyen temáticas valoradas).

Como elemento de ascenso social vertiginoso, constantemente gran parte de la sociedad critica, descalifica e invalida a quienes, tocados por la varita del talento, han sobrellevado desde la nobel niñez el peso de ser futbolista. La valoración social que se le da a quienes ejercen de manera profesional el deporte contrasta claramente con la admiración y envidia que provocan en la gran mayoría.

En un mundo actual, marcado por la individualidad, el consumo y la ostentación (herederos directos de lo sucedido 39 años atrás) el futbolista se eleva como estandarte del modelo. Si no eres bueno con la pelota, estás obligado a estudiar y trabajar. Pero Quién repara en la felicidad que se siente al entrar al gramado y hacer lo que amas? Nadie se detiene algún momento a pensar que ellos hacen lo que siempre han querido, y en realidad todos hemos querido, simplemente jugar al fútbol.

Para quienes no tenemos el don y las articulaciones se mueven más lento que lo necesario, está la galería. Elemento fundante de la identidad latinoamericana en conjunto con el potrero (Cancha pública, calle, pasaje, plaza, parque, campo o sitio baldío, todos al final son potreros) la galería, la popular, es el espacio donde se conjugan elementos propios de diversas identidades, las cuales producen a su vez 3 identidades generales; El Barra, el hincha y el espectador.

La validez que el balompie posee y sus ricas y diversas características, lo hacen una temática digna de ser abordada, pero a su vez reflejan el pobre nivel de realidad que afecta a la academia, lo cual se traduce en una cada vez más constante desvaloración por parte de la sociedad civil. Lo bueno de esto es que en la actualidad se han abierto cada vez mayores espacios para el desarrollo intelectual para con el fútbol y textos, como los nombrados arriba, son fiel reflejo de ello.

La tarea para los nuevos humanistas es diversificar la temática, ampliar el foco y abrazar, sin prejuicios ni tapujos al fútbol como elemento de análisis válido e importante de abordar. Tanto por sus diversas aristas como también por su cercanía con la realidad.

Quién de ustedes, aunque sea una vez en la vida no ha pateado un balón, puteado a un infractor o aplaudido al talentoso?
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