miércoles, 30 de abril de 2014

Día Internacional del Proletariado en Medellín


El histórico contexto social y político de nuestro país se ha caracterizado por mantener vigentes las indignas condiciones laborales de la clase obrera, además de los sectores campesinos, étnicos y populares. Por tal motivo, este 1 de Mayo se convierte en un día de conciencia social, de protesta y de subversión a las políticas hegemónicas del gobierno nacional y el poder privado que pretende legitimar el nefasto modelo neoliberal. Parte de las hinchadas populares de Colombia han demostrado su solidaridad con este día, asunto que forma parte crucial de su proyección como sujetos y colectivos políticos. Esperamos que en este día se manifiesten, se viva con fraternidad y sea clave para empezar de una vez a desligar las ridículas asperezas latentes entre las hinchadas de la ciudad. También hay que tener en cuenta el compromiso con la concentración y no caer en provocaciones de la fuerzas represivas. A su vez evitar en lo posible actos de violencia surgidos del interior de la marcha que son producto del éxtasis del momento, de una idea anarquista mal concebida y que ponen en peligro la integridad de miles de personas. Hay que recordar que la violencia se debe justificar.

Según información de las principales centrales obreras de la ciudad, se ha previsto una marcha unificada que partirá a las 9 y 30 de la mañana desde el Parque Obrero, se desplazará hasta la Avenida Oriental, y de allí hasta San Juan para concluir con una concentración en el Parque de Las Luces. Además se acordó con la Secretaría de Gobierno del municipio que la Fuerza Pública estará distante de los marchantes para evitar que se presenten enfrentamientos.

Hinchas Críticos y Libertarios

La hinchada de Nueva Chicago y la "Marcha Peronista" en tiempos de dictadura militar.

En la Argentina es sabida la estrecha relación entre el barrio Mataderos, la hinchada de Nueva Chicago y el peronismo. En torno a esto, compartimos un artículo de Mariano Jorge, publicado en la revista Mundo Amateur donde se visualizan los vínculos  materializados en la relación aún presente entre el peronismo y la hinchada del "torito". También dejamos el relato de un hincha que vivió en carne propia la detención arbitraria de 49 hinchas, acciones recurrentes durante las dictadura militar y, por último, el trailer del documental "Al Trote" el cual describe el desafío de los hinchas de Nueva Chicago a la dictadura militar de aquel entonces.


Por: Mariano Jorge

Octubre es un mes Peronista

Como el peronismo era “figurita repetida” en las costumbres de los habitantes de Mataderos y la vuelta de Perón era inminente, un 28 de Julio de 1972 se lanzaba la campaña “Luche y Vuelve”, de la mano de la Juventud Peronista y del “Tío” Héctor J. Cámpora en la cancha de Chicago, para traer definitivamente al conductor del movimiento nacional justicialista.

En ese entonces el presidente de la institución era el dirigente de la UOM y padre de Fernando, Paulino Niembro. Era una noche fresca, con un estadio colmado con 18.000 personas al grito de “Acá están, estos son, los fusiles de Perón” y “La Patria Socialista es la Patria Peronista”.

Por el escenario desfilaron, entre otros, dirigentes como Rodolfo Galimberti, Norma Kennedy y Rodolfo Ortega Peña.

El 17 es el día de la lealtad y el sábado 24 de octubre de 1981, pasaría al recuerdo de los fanáticos de Chicago por ser el primer equipo de la Argentina que su gente cantó “La Marcha Peronista” durante la última dictadura militar. El “torito” le ganaba de local 3-0 a Defensores de Belgrano y se encaminaba hacía al ascenso a la primera categoría del fútbol argentino.

A pesar de que gobernaba el presidente de facto Viola y el régimen estaba en plena decadencia, la policía no pudo soportar la libre expresión del público cuando los hinchas entonaron el “himno justicialista” y fue así que detuvieron a 49 simpatizantes.

Como no alcanzaban los patrulleros para trasladar tanta gente, algunos fueron trotando con las manos pegadas a la nuca hasta llegar a la comisaría 42 mientras los vecinos de “Los Perales” apedreaban al personal policial.

Al partido siguiente, Chicago enfrentó a Atlanta de visitante y le ganó 2-1. En esa ocasión, la hinchada amago a cantar las celebres estrofas pero terminaron cantando: “arroz con leche me quiero…” y posteriormente, al finalizar el encuentro, algunos simpatizantes se acercaron a la comisaría donde estaban los presos y realizaron el mismo chiste.

Por lo tanto, el mítico barrio de Mataderos es objeto de estudio imprescindible para entender la riqueza cultural de nuestras raíces sociales y para legimitimar, una vez más, 3 elementos centrales y constitutivos del “ser argentino”: pasión, deporte y peronismo...


Por: Carlos Moreno (uno de los hinchas detenidos aquel día quien cuenta lo siguiente en un portal  de hinchas de Chicago)

 "Había tres hinchadas peronitas, las de Boca, Chacarita y Chicago. Lo colorido fue que se los llevaron trotando hasta la comisaría a ancianos, mujeres y pibes. La gente de Los Perales reaccionó tirando piedras a los de la Montada, que llevaban a la gente como ganado. En ese tiempo vos peleabas con la mano o, a lo sumo, tirando alguna piedra. Chicago era hostigado por la Federal. Ibas a la cancha y una cuadra antes te detenían sin motivos. Los hinchas no eran nenitos de pecho, aunque comparados con los de hoy eran carmelitas descalzas. Siempre fue una hinchada muy peronista, aunque en Mataderos también había radicales y comunistas. El barrio fue un lugar de resistencia y lucha de toda la vida, desde la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre cuando dejaron 8.000 trabajadores en la calle. Por eso la dictadura devastó Mataderos, nos sacaron los cines y cerraron el Hospital Salaberry y con eso le quitaron vida al barrio." 

Documental: ¡Al Trote!




martes, 29 de abril de 2014

A Esteban, desde la tribuna

Extracto del homenaje hecho por el Colectivo Bolivariano Cristiano Lucarelli, a Esteban, guerrillero de las FARC muerto en combates con el Ejercito de Colombia. Las siguientes letras demuestran la compleja realidad del conflicto armado colombiano, que va mas allá de la "verdad" oficial, pues influye en la totalidad de la sociedad. También en nuestro contexto barrista y futbolero.

(...) Hinchamos, obviamente, por equipos distintos y en tribunas distintas, pero los azares de la vida nos pusieron del mismo lado en la lucha de clases.
Esteban, guerrillero, comunista, se forjó al calor de aquella generación de adolescentes que hacia 1997 buscamos romper con los cánones de la tradicional afición futbolera colombiana y llevamos hasta las últimas consecuencias –para bien y para mal- lo que habían empezado aquellos de la generación del 91: los primeros saltarines y los pioneros del humo tribunero. Eran los tiempos de los primeros viajes para ver al club fuera de casa, de las primeras peleas y de la difusión de los casetes de Los de Abajo, Garra Blanca y La 12. Fuimos, de alguna manera, gotas dentro de una misma marejada de jóvenes descontentos dispuestos a todo.
Quizá, en algún momento del 98 o el 99 me cruzara con Esteban en alguna calle circundante a una cancha, los ánimos arriba, el sentido tribal del barrista a flor de piel. Hoy, infelizmente, no puedo hablar con él de esto, rememorar aquella época en que nos sentíamos pariendo una nueva forma de vida, una rebelión tribunera.
Los tiempos pasaron. Una gran cantidad de antiguos amigos convirtió la tribuna en su negocio mafioso y en su forma de vida. Otros, mutaron en amigos de la policía. Por caminos heterogéneos, pero convergentes, otros pocos barristas pasamos del para-avalanchas a la lucha social, del papel picado al esténcil y el explosivo artesanal. Y allí, tejiendo revolución, estaba Esteban, a quién la represión lo llevó a asumir consecuentemente la lucha armada, teniendo entonces que cubrir su querida camiseta futbolera con el camuflado de los guerrilleros de las FARC-EP.
Sé que no seré el único que en unos cuantos domingos estaré viendo a mi equipo salir a la cancha. Y sé que no seré el único que en ese momento mágico que solo el hincha conoce, pensaré en Esteban y sabré que, a pesar de que nuestros colores son distintos, alentamos al mismo pueblo y vestimos la misma camiseta (...)

Los tentaculos del Fútbol Negocio: las "Hinchadas Negocio"

Actualmente es evidente la influencia de la concepción neoliberal de la cotidianidad occidental en el deporte mas querido del mundo; equipos de fútbol, jugadores, entradas, patrocinios, televisión, todo manejado por intereses capitalistas que han terminado por agregar el apellido "Negocio" al nombre Fútbol. 


Sin embargo, dentro de esta dinámica ha habido un sector que en cierta medida ha llevado a cabo prácticas de resistencia que chocan con los esquemas propuestos por su mercantilización, por el hecho de que representan la identidad de aquellas clases populares, que muchas veces intuitivamente, son conscientes de su indigna insubordinación. Hablo aquí de las hinchadas populares. 

Lamentablemente los alcances del Fútbol Negocio también las ha permeado, transformando su pasión y obstaculizando su capacidad de apropiación socio-política. 

En Colombia, por ejemplo, el surgimiento de hinchadas populares organizadas, aunque es reciente, ha tenido un crecimiento considerable, lo que ha propiciado su influencia en diversos aspectos de nuestra realidad; machismo, drogas, mafia, violencia y algunas veces - aunque pocas - actitud contestataria al status quo. Sobre estos últimos, se argumenta el proyecto de exclusión que han tratado de implementar las administraciones oficiales y privadas a través de políticas represivas y segregacionistas, aumentando incluso el valor de entrada hasta en un 150%, fieles a los ideales dicotómicos del capitalismo. 

De este modo, las hinchadas de fútbol han logrado convertirse en estructuras sociales complejas que trascienden el solo hecho de alentar y crear identidad con un equipo de fútbol y una región cultural. Se recrean sistemas jerárquicos y económicos que crean relaciones de poder, donde sus "líderes" capitalizan los recursos e imparten directrices, mientras la masa funciona como medio de choque. Así, la estrategia del Fútbol Negocio logra expandir sus tentáculos creando las Hinchadas Negocio, las cuales relegan el proyecto social y político, pues es mas importante la competencia económica. Se cobran altas tarifas de reserva de boletas, viajes y permisos para tener trapos, se hacen alianzas con los directivos de los equipos que hoy son abiertamente empresarios en Sociedades Anónimas, de los patrocinadores que funcionan como multinacionales, hacen uso de la popularidad de la hinchada para implementar estrategias de mercado neoliberal, como el caso de Los Del Sur en el último partido de Copa Libertadores con Mineiro, donde desplegaron una gran bandera en alusión a su relación comercial con la multinacional estadounidense Nike.

El protagonismo de las hinchadas populares de Colombia puede lograr una conciencia social y política de nuestra realidad que permita la concepción de ideas alternativas en su organización. Esto se logra de diversas formas, pero una de estas es no permitiendo que nos pongan el nefasto apellido Negocio.

miércoles, 23 de abril de 2014

Cuando el "Pascual Guerrero" fue testigo del nacimiento del grupo "Muerte A Secuestradores"

Por: Armando Neira 
Diciembre 2 de 1981 
El comienzo del horror
Como reacción contra el secuestro por parte de la guerrilla, el narcotráfico se armó para defenderse y dio origen al paramilitarismo.
(...) Una brisa fresca soplaba en Cali en la noche del miércoles 2 de diciembre de 1981. En las tribunas del estadio Pascual Guerrero los hinchas entonaban cánticos y alistaban las serpentinas y el papel picado para lanzarlas a la salida de los jugadores de Nacional y América. Una avioneta, que volaba a muy baja altura, se les adelantó. Desde su interior arrojaron una lluvia de papelitos que cayó sobre el público y cubrió el césped. Venían con una carta dirigida "a los secuestradores comunes y a los secuestradores subversivos" y en la que se les anunciaba el inicio de su búsqueda para "su ejecución". La esquela estaba firmada con una sigla hasta entonces desconocida: 'MAS, Muerte a Secuestradores' (...)

lunes, 21 de abril de 2014

Gabriel García Márquez y el fútbol en su texto "El Juramento"

Por: Aporelmundial.com
Dicho artículo lo escribió en junio de 1950, en el cual describe un duelo entre Junior de Barranquilla y Millonarios de Bogotá, recurriendo a la analogía y al imaginario “hubiera”. Con motivo del Mundial y el reciente fallecimiento del escritor, compartimos aquí dicho texto.

Y hablando de fútbol, con motivo del Mundial y sobre todo con la reciente muerte del escritor colombiano, Gabriel García Márquez, sucedida el pasado jueves 17 de abril en la Ciudad de México, la afición debe saber que esta personalidad también era aficionado a este deporte, sobre el cual llegó a escribir algo.
Se trata de un texto que escribió en junio de 1950, titulado “El Juramento”, y que se incluye en una de sus obras periodísticas conocida como “Textos Costeños” (1948-1952).
En dicho texto, el gran Gabo describe “el duelo entre Junior de Barranquilla y Millonarios de Bogotá”, recurriendo a la analogía e imaginando el “hubiera”, y en el que además relató lo que para él significó “convertirse en un hincha por un día”.
Compartimos aquí el texto a los aficionados al fútbol, sobre todo en momentos de efervecencia por el Mundial:
El Juramento 
Y entonces resolví asistir al estadio. Como era un encuentro más sonado que todos los anteriores, tuve que irme temprano. Confieso que nunca en mi vida he llegado tan temprano a ninguna parte y que de ninguna tampoco he salido tan agotado. Alfonso y Germán no tomaron nunca la iniciativa de convertirme a esa religión dominical del fútbol, con todo y que ellos debieron sospechar que alguna vez me iba a convertir en ese energúmeno, limpio de cualquier barniz que pueda ser considerado como el último rastro de civilización, que fui ayer en las graderías del municipal.
El primer instante de lucidez en que caí en la cuenta de que estaba convertido en un hincha intempestivo, fue cuando advertí que durante toda mi vida había tenido algo de que muchas veces me había ufanado y que ayer me estorbaba de una manera inaceptable: el sentido del ridículo. Ahora me explico por qué esos caballeros habitualmente tan almidonados, se sienten como un calamar en su tinta cuando se colocan, con todas las de la ley, su gorrita a varios colores.
Es que con ese solo gesto, quedan automáticamente convertidos en otras personas, como si la gorrita no fuera sino el uniforme de una nueva personalidad. No sé si mi matrícula de hincha esté todavía demasiado fresca para permitirme ciertas observaciones personales acerca del partido de ayer, pero como ya hemos quedado de acuerdo en que una de las condiciones esenciales del hinchaje es la pérdida absoluta y aceptada del sentido del ridículo, voy a decir lo que vi –o lo que creí ver ayer tarde– para darme el lujo de empezar bien temprano a meter esas patas deportivas que bien guardadas me tenía. En primer término, me pareció que el Junior dominó a Millonarios desde el primer momento. Si la línea blanca que divide la cancha en dos mitades significa algo, mi afirmación anterior es cierta, puesto que muy pocas veces pudo estar la bola, en el primer tiempo, dentro de la mitad correspondiente a la portería del Junior. (¿Qué tal va mi debut como comentarista de fútbol?).
“No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago –públicamente– a la santa hermandad de los hinchas”
Por otra parte, si los jugadores del Junior no hubieran sido ciertamente jugadores sino escritores, me parece que el maestro Heleno habría sido un extraordinario autor de novelas policíacas. Su sentido del cálculo, sus reposados movimientos de investigador y finalmente sus desenlaces rápidos y sorpresivos le otorgan suficientes méritos para ser el creador de un nuevo detective para la novelística de policía. Haroldo, por su parte, habría sido una especie de Marcelino Menéndez y Pelayo, con esa facilidad que tiene el brasileño para estar en todas partes a la vez y en todas ellas trabajando, atendiendo simultáneamente a once señores, como si de lo que se tratara no fuera de colocar un gol sino de escribir todos los mamotretos que don Marcelino escribiera. Berascochea habría sido, ni más ni menos, un autor fecundo, pero así hubiera escrito setecientos tomos, todos ellos habrían sido acerca de la importancia de las cabezas de alfiler. Y qué gran crítico de artes habría sido Dos Santos –que ayer se portó como cuatro– cortándole el paso a todos los escribidorcillos que pretendieran llegar, así fuera con los mayores esfuerzos, a la portería de la inmortalidad. De Latour habría escrito versos. Inspirados poemas de largometraje, cosa que no podría decirse de Ary. Porque de Ary no puede decirse nada, ya que sus compañeros del Junior no le dieron oportunidad de demostrar al menos sus más modestas condiciones literarias.
Y esto por no entrar con los Millonarios, cuyo gran Di Stéfano, si de algo sabe, es de retórica.
No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago –públicamente– a la santa hermandad de los hinchas. Lo único que deseo, ahora, es convertir a alguien. Y creo que va a ser a mi distinguido amigo, el doctor Adalberto Reyes, a quien voy a convidar a las graderías del Municipal en el primer partido de la segunda vuelta, con el propósito de que no siga siendo –desde el punto de vista deportivo– la oveja descarriada.

martes, 1 de abril de 2014